Proyecto de recuperación gallina autóctona alicantina

 
A principios del siglo XX, en La Torre de les Maçanes -al igual como en muchos lugares de la provincia-, las “gallinas alicantinas” poblaban todos o casi todos los corrales de las masías del término municipal, siendo muy apreciada por la calidad de su carne y el tamaño de sus huevos. La variedad “torruana” era una gallina pinta o moteada en dos tonos (blanco/negro y blanco/marrón), cuya variedad de color quedó perpetuada en una antigua canción popular:
 

“...Pepica tenia un nóvio
que per Nadal li va regalar
un pollastre blanc i negre,
i la seua sogra li’l va furtar...”
 
No obstante la “popularidad” de estas gallinas, también en La Torre se dio la circunstancia de su desaparición progresiva hasta la pérdida de los últimos ejemplares en la década de 1950, cuando la cría fue decreciendo y se produjo un movimiento de importación de cruces de razas que, pese a la calidad, eran más productoras.


 
Actualmente, todas las gallinas autóctonas de la Comunidad Valenciana están desaparecidas, tal y como aparece reflejado en un artículo de la revista Arte Avícola que hace referencia a los antecedentes históricos de las gallinas valencianas (nº 51 de 2002). Particularizando en Alicante, la única referencia escrita sobre la “Gallina Alicantina o Blanqueña” aparece en el libro Razas de gallinas españolas de Fernando Orozco Piñán, el cual la cita también como “desaparecida”.

 
Con intención de mantener viva la esencia tradicional de lo “nuestro”, ELS PINARS DE MONTAGUT, en contacto con las pocas personas que han conseguido mantener algún ejemplar de esta raza (zonas del Vinalopó Mitjà, Baix Vinalopó, Marina Baixa y Alcoià), ha puesto en marcha un proyecto local de recuperación, caracterización y difusión de la raza, ofreciendo la posibilidad de que la gente que visita el alojamiento pueda contemplar varios animales, e incluso, dado el caso, degustar los huevos de su producción.

 

  
¿Y CÓMO ES EL POLLASTRE Y LA GALLINA ALICANTINA?...


Tanto gallos (de 3 a 3,5 kg), como gallinas (de 2,8 a 3 kg), muestran una evidente uniformidad en aspectos morfológicos y una clara concordancia entre ellos:

 El gallo se caracteriza por tener un cuerpo estilizado. La cresta es sencilla, grande, derecha y con dientes bien definidos, con grandes barbillas y orejillas de color blanco. La pata tiene 3 coloraciones: blanco rosáceo, tono azulado y amarillo, con un número de cuatro dedos. El pico en todos los ejemplares es fuerte, vigoroso, de tamaño mediano y curvado, de color cuerno, con la mandíbula superior algo más oscura que la inferior. El dorso es largo, ancho e inclinado desde los hombros hasta la cola, con abundantes caireles. La cola es levantada y tiende a formar un ángulo entre 50º y 90º con la horizontal, de tamaño medio, bien poblada, con las hoces caudales con tendencia a la verticalidad. Las alas están bien plegadas y ceñidas al cuerpo con una anchura inferior a su longitud.

 

 
La gallina posee las mismas características morfológicas que el gallo salvo las diferencias de sexo. Se caracteriza por tener los tarsos relativamente largos, lo cual hace un tipo de gallina de tamaño grande. También presenta 3 coloraciones de pata, dominando el color blanco rosáceo, con un número de cuatro dedos. La orejilla es blanca, cresta caída hacia un lateral y cola cuadrada, bien plegada, con una inclinación de unos 45º respecto a la horizontal. La espalda es horizontal teniendo menos inclinación del dorso que el gallo. Los huevos son grandes y la cáscara tiene dos coloraciones: blanco crema y crema rosáceo. 
 

Gallo y gallina manifiestan un tipo de pinta uniforme en el plumaje, siempre moteado de blancos. La población presenta dos tonalidades de moteado: pinta negra con blanco y pinta color marrón claro en unos ejemplares y oscuro en otros con blanco. En los machos, la cola es de color blanco puro con reflejos verdosos, con las hoces caudales largas y curvadas. En las hembras, el color de la cola no cambia, presentando el mismo moteado que el cuerpo.