La Coveta de la Mare de Déu

 
ANTECEDENTES SOBRE EL “MIRACLE DE BERNABEU” DE MOSSÉN ARACIL
Y LA “COVETA DE LA MARE DE DÉU” DEL BARRANC DELS DOMINGOS
DE LA TORRE DE LES MAÇANES.

El año 1607, el Arzobispo de Valencia San Juan de Ribera[1] mandó recabar un Informativo sobre las virtudes y “milagros” que corrían de boca en boca por todo el territorio del Antiguo Reino de Valencia, respecto el clérigo agustino Fray Melchor Aracil, natural de Xixona, fallecido seis años antes (1601). La intención no era otra que, junto con la biografía escrita sobre él por el también Agustino Fray Gaspar Mancebón[2], natural de Orihuela, promover su beatificación, que no se llegó a tramitar ante Roma por la muerte del Prelado Valenciano en 1611.

Fig. 1. San Juan de Ribera (1532- 1611). Arzobispo y Virrey de Valencia. Patriarca de Antioquía.


I. FAVOR CONCEDIDO A UN LABRADOR DE LA TORRE DE LAS MANÇANAS Y ERECCIÓN DE UNA CAPILLA EN AGRADECIMIENTO POR LA GRACIA DISPENSADA (S. XVII).
En los textos del proceso de beatificación de Fray Melchor Aracil, transcritos un siglo después por el alcoyano Jaume Jordán (1704), aparece, entre otros muchos Milagros atribuidos al venerable agustino, una gracia concedida a un labrador de La Torre de les Maçanes en los primeros años del siglo XVII, que merece nuestra atención. La crónica narra textualmente:[3]

“...Gaspar Bernabeu, Labrador, vezino de la Torre de las mançanas, cerca de Xixona, hallandose muy fatigado de un terrible dolor, que tenia en un ojo, de fuerte, que le parecia le avia de saltar de su sitio, y, avia tres dias con sus noches que le durava sin cessar, dióle un fervor, y deseo grande de invocar, y llamar en la ayuda al Padre Arazil, confiando que por su interçessió avia de curar. Ofreciòle una Missa, encomendandose muy de veras à èl, y que la Missa la havia de hazer celebrar en la Capilla de San Sebastian, delante la Reliquia del siervo de Dios. Hecho su voto, al punto se hallò bueno, y libre de tan terrible dolor. Por lo qual dió gracias al Señor, y fue luego à Xixona à cumplir su voto; y sabiendo que estava allí un Religioso Agustino haziendo las informaciones del Siervo de Dios, fue à buscarle, para que se le tomasse su dicho, y lo pussieran en el Processo..”. 

Fallecido Gaspar Bernabeu, por deseo expreso en su lecho de muerte, se erigió y consagró en un terreno de la familia situado en el denominado Barranc dels Domingos de La Torre, una pequeña cueva, labrada en la roca y utilizada desde tiempo inmemorial por los pastores para su resguardo, emplazando en su interior para su culto y veneración una pequeña talla de la Virgen María -a semejanza del lugar donde descansaba el padre Aracil en Xixona cuando era visitado por la Virgen y el Niño Jesús-. En sus inmediaciones debió plantarse por esas mismas fechas un serbal (arbol protector y de “buena sombra”, destinado a cobijar lugares santos), existiendo en sus inmediaciones un pozo artesiano, excavado en el suelo y anillado a piedra seca, del que manaban aguas fresquísimas y abundantes.
 
 
        

Figs. 3-4. Crónica de 1704 donde se narran los hechos alusivos al milagro de
Fray Melchor Aracil en La Torre de les Maçanes, a principios del siglo XVI.


Según el Informativo sobre Fray Melchor Aracil recabado por el Arzobispo San Juan de Ribera a principios del siglo XVII, el lugar sería bendecido por el también Agustino Fray Joan Ferrando, Vicari de la Ermita de Santa Ana de La Torre, el 25 de abril de 1646 (festividad de “Nuestra Señora del Buen Consejo), en presencia de Vicent Bernabeu (mayor), Vicent Bernabeu (menor), sus respectivas familias y muchos devotos del lugar de La Torre y su matriz la ciudad de Xixona, invitando a todos los que la visitaran: "...que oraren per la memória del pare Arazil, resaren amb fe a la Mare de Déu Santíssima i begueren de les auigues brollades al peu del barranc...”[4]. El habitáculo sería denominado en La Torre a partir de entonces, la “Coveta de Bernabeu”, “Coveta de la Mare de Deu” o “Coveta del Barranc dels Domingos”.

La primera talla de la Virgen (presumiblemente del siglo XVII), permanecería en la gruta durante muchos años, posiblemente hasta la desamortización de Mendizábal o el Sexenio Revolucionario (mediados del siglo XIX), quedando posteriormente este espacio abandonado y olvidado en el fondo del barranco, sin que se conozca tampoco el destino que se le pudo dar a la imagen religiosa.
 
 
 
 

Figs. 6-8. “Coveta de la Mare de Déu” del Barranc dels Domingos
en La Torre de les Maçanes. Vistas exterior e interior.

En la década de 1970, de forma fortuita o casual -por no ser conocedores, según su  testimonio, del anterior prodigio del Padre Aracil-, los nuevos propietarios del terreno, Miguel Carlos Valero Servero y su esposa Encarnación Frias Marhuenda, construirían una portalada en la gruta (dándole aspecto de capilla), protegerían el acceso con una reja y adquirirían una nueva talla de la Virgen, que quedaría emplazada al culto hasta el año 1995 en que la finca fue vendida.
 
Fig. 9. Antiguo nacimiento de agua (pozo artesiano)
-cuyas aguas, según la documentación del s. XVII, beberían los que visitaban la cueva-
 
II. EL VENERABLE PADRE FRAY MELCHOR ARACIL DE XIXONA (1552-1601)[5].
Proveniente de una familia noble de Xixona, los Aracil (asentados en en la ciudad con anterioridad al siglo XV y de la que nacieron ilustres militares, notarios y clérigos), Fray Melchor Aracil -El Blanco (a)- nació en este lugar el 1 de septiembre de 1552, siendo sus padres Esteban Aracil e Isabel de Sobregada. Fue el sexto hijo de una familia de diez hermanos: Francisco, Onofre, Gaspar, Melchor y Tomás, entre los varones; y Violante, Ángela, Tomasa, Isabel y Josefa, entre las mujeres. Fue bautizado en la Parroquia de Santa María de la misma ciudad (“Església Vella”).

Permaneció toda la infancia en su ciudad natal, donde aprendió primeras letras, y ya con 5 años, por Inspiración Divina, hizo voto de castidad y se ofreció a Dios y a la Virgen María (a quien eligió por Madre Celestial). Sus visitas a la Iglesia Parroquial, al Convento de San Francicco y a la Ermita de San Sebastían, se convirtieron en diarias.

 
 
Fig. 10-11. Antigua Parroquia de Santa María de Xixona (“Església Vella”)
-de la que obtendría un Beneficio Fray Mel chor Aracil-


Cuando ya fue capaz de trabajar, sus padres le encomendaron el cultivo de las tierras de la familia, faenas a las que Melchor estuvo dedicado durante 7 u 8 años, combinándolas con la lectura, el estudio nocturo y el aprendizaje de la música (estudió solfeo, canto, órgano y llegó a ser muy hábil con la vihuela).
Con 18 cumplidos y vistas las capacidades e interés que denotaba el jóven por el estudio, su padre se vio forzado a llevarlo primero a Alicante, y luego a Orihuela y Murcia, donde aprendió Latín y curso estudios de Gramática, que después ejercitaría enseñando a leer a niños en su ciudad natal.

A primeros de septiembre de 1577 (tenía 25 años), la familia lo envió a estudiar a Valencia, junto con un condiscípulo de gramática y amigo llamado Bartolomé Arques, pasando a residir en una casa de la calle del Torno del Hospital. En dicha ciudad, cursó Arte con el Dr. Saresola, Retórica con Gaspar Guerau Mantmajor, Lengua Griega con Ximénez; Lengua Hebrea, con el Maestro Pérez de Orihuela; y finalmente Sagrada Teología. Acudía a las pláticas espirituales y disciplinas de los Padres Jesuitas en el Colegio de San Pablo y todos los días ayudaba a Misa en la Parroquia de San Andrés. Permaneció en la capital del antiguo Reino por espacio de diez años.

 
 
Figs. 12-13. Situación y claustro del Real Convento de San Agustín de Valencia (demolido en 1904)
-donde vistió el hábito agustino Fray Melchor Aracil-


Sirviéndose de un beneficio de la Iglesia de la Asunción de Xixona, el 20/12/1583 obtuvo el grado de Maestro en Artes y Bachiller en Teología, recibiendo seguidamente las Órdenes Sagradas, hasta el Sacerdocio, cantando su primera Misa en la Iglesia de Santa María de Xixona el día de la Epifanía del Señor del año 1587, en cuya celebración predicó el Párroco Dr. Jerónimo Gisbert.
Seguidamente se trasladó a Salamanca, donde amplió su conocimiento durante un año más, retornando de nuevo a Xixona donde permaneció cuatro años más dedicado exclusivamente al estudio y la oración.

Posteriormente se trasladaría a Andalucía (Granada, Jaén, Úbeda, Baeza...), donde un librero le acusó injustamente de no haber abonado los gastos de impresión de un tratado escrito por él, siendo por ello encarcelado hasta que el hecho fue esclarecido. Cuéntase que en la cárcel fue visitado varias veces por la Virgen y que Dios le concedió la gracia de no sentir apetito carnal (festividad de Nuestra Señora de las Nieves), dejándole una llaga en su cuerpo para que el dolor le sirviese de purificación durante el resto de su vida. Posteriormente residió durante tres años en Toledo, oficiando Misa diariamente en la Iglesia Catedral y enseñando Retórica, Griego y Hebreo.
Después de rechazar un ofrecimiento de cargos del Arzobispo de Toledo, se trasladó de nuevo a Xixona -de cuya Iglesia era Beneficado- y se encerró en casa para luchar contra el demonio, que le atormentaba, atendiendo en ella solo a pobres y mendigos, y recibiendo a menudo la visita de la Virgen y el Niño Jesús, a los que tenía reservado lugar preferente. Le servía de lecho un pesebre cavado en la roca, a imitación del nacimiento de Cristo, donde se entregaba extasiado a la oración y contemplación, al igual que otros místicos y ascéticos españoles contemporáneos: Santa Teresa de Jesús, San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Villanueva, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja, San Luis Gonzaga, etcétera.

En los últimos años de su vida, regresó a Valencia, y allí, por consejo del Padre Domingo Anadón, de la Orden de los Predicadores (que se encontraba en el Convento de Santo Domingo de la ciudad), ingresó en la Orden de San Agustín a principios de febrero de 1601, vistiendo el hábito de la mano de Fray Miguel Sansaloni. Falleció a los 49 años, el 30 de abril del mismo año 1601, tras la Dominica in Albis, durante la celebración de la festividad de San Vicente Ferrer en Valencia.
Enterrado en fosa común, después de varios milagros atribuidos a su santa intercesión, el 20 de octubre de 1610 exhumaron su cuerpo, siendo trasladados algunos de sus huesos, por veneración de los frailes, a varias celdas del convento. Uno de ellos, al ser limpiado, comenzó a sangrar, lo que provocó tal conmoción por Valencia, que tuvo que intervenir el propio Arzobispo ordenando la restitución de los restos hasta que Dios diese muestras de su voluntad. Uno de los huesos, trasladado a Xixona, milagrosamente curó a sendas personas paralizadas en un brazo y la lengua respectivamente.

 
 
Figs. 14-15. Iglesia de San Agustín de Valencia (hoy de Santa Catalina y San Agustín),
en cuya parte de la Epístola, junto a una columna entre los altares de San José
 y la Virgen del Consuelo, está enterrado el Venerable Fray Melchor Aracil.


Tras recabar numerosos milagros atribuidos al clérigo, el proceso de beatificación de Fray Melchor Aracil fue autorizado por la Curia Eclesiástica de Valencia el año 1610, a instancias del mismo Arzobispo y Patriarca San Juan de Ribera. La muerte del Prelado el año siguiente, interrumpiría la tramitación.
Entre sus obras, destacan: Preparación para recibir el Santísimo Sacramento y nacimiento de Gracias después de la Comunión, con otros documentos para estudiantes -escrito en verso latino mientras estudiaba en Valencia-; Libro de los nombres y grandezas de la Virgen Nuestra Señora -impreso en Jaén y que dio pie a su encarcelamiento-; o Tratado de humildad.




[1] El mismo Arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, promovió en 1588 la construcción de la Ermita de Santa Ana de La Torre (antecesora de la actual parroquia); y dos años después, lo haría con la iglesia “nueva” de Xixona (dedicada a la Asunción de Nuestra Señora)-.
 
[2] MANCEBÓN, Gaspar -De la Orden de San Agustín- (s. XVII), Vida del Venerable Padre Fray Melchor de Aracil, religioso agustino del convento de Valencia, Valencia principios del siglo XVII: inédito, s/p.  [Manuscrito conservado en el archivo del Real Convento de San Agustín de Valencia]
 
[3] IORDAN, Iayme Fray (1704), Historia de la provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada Orden de los ermitaños de nuestro gran padre San Agustín, compuesta de quatro Reynos, Valencia, Aragón, Cataluña y las Islas de Mallorca y Menorca; y dividida en quatro partes, tomo I, València 1704: Ioseph García, pp. 272-325.
 
[4] ARCHIVO DEL REAL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN (s. XVII), Documentación del proceso de beatificación de Fray Melchor Aracil,  Valencia 1607: inédito, manuscrito, s/p. [Formado a instancias del Arzobispo de Valencia Juan de Ribera, tras la muerte del fraile agustino].
 
[5] ESCOLANO, Gaspar (1610-1611), Décadas de la historia de la insigne y coronada ciudad y Reino de Valencia, libro Nono, Valencia-Madrid s XVII: pp. 1.333-1.335.
IORDAN, Iayme Fray (1704), Historia de la provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada Orden de los ermitaños de nuestro gran padre San Agustín, compuesta de quatro Reynos, Valencia, Aragón, Cataluña y las Islas de Mallorca y Menorca; y dividida en quatro partes, tomo I, València 1704: Ioseph García, pp. 272-325.
ORTI y Figuerola, Francisco (1730), Memorias históricas de la fundación, y progresos de la insigne Universidad de Valencia, Madrid 1730: Imp. Antonio Marín, pp. 247-248.
En su tierra natal, ha sido preferentemente Ángel Blanes Verdú, quien se ha ocupado de difundir su biografía en diferentes artículos publicados en la Revista de Fiestas de Moros y Cristianos de la ciudad: “Un Santo Varón nacido en Xixona” (1970); “Venerable Fray Melchor Aracil. Su niñez” (1981); “Venerable Fray Melchor Aracil” (1983); “Venerable Fray Melchor Aracil” (1986); “Pasajes de la vida del Venerable Fray Melchor Aracil” (1989); etcétera.
GALIANA Carbonell, Fernando (1995), Historia de Jijona, Alacant 1995: Caja de Ahorros del Mediterráneo - Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert” de la Diputación Provincial de Alicante, pp. 257-259.